Bitácoras de Vuelo y Relatos Mágicos son experiencias, territorios comunes, radiografías del alma. La poesía el vehículo, también el pretexto para encontrarnos en las palabras, honestos y desnudos.
“En este su primer poemario, Caperucita Loba, se adueña de las palabras no sólo porque conozca la definición del diccionario, si no porque ha tenido que valerse de ellas para poder explicar su historia.
Por un lado, vamos a encontrar una poesía cargada de notas espirituales. Ella nombra a dios, a las reencarnaciones, a la naturaleza de lo divino. Reconoce todo esto como parte fundamental de su propia existencia y se apropia de ello con amor y sin vergüenza. Reniega de las formas, es verdad, pero se (nos) sumerge profundamente en un apartado divino, en esa otra cosa que la vorágine del mundo nos niega.
Por otro lado, vamos a ser testigos de la otra parte de Caperucita Loba. Simple y cotidiana nos lleva ahí donde se encuentra su fuerza más elemental. Nos regala textos que no necesitan de explicación o de escuela. Si somos un ser humano, vamos a entender a la perfección.
Caperucita Loba nos habla de temas abiertos, reconocibles y hermanables. Nos cuenta del padre, la abuela, la mujer amada, el hombre, la pasión. Nos deja asomarnos a una sensualidad presente hasta en un cepillo de dientes o en una semana esperando una caricia que había sido prometida.
Nos comparte experiencias que van de lo mundano a lo trascendental, y que están vestidas de un romanticismo que nace en las mamas, en el sexo, en el útero, en las piernas y en la espalda, pero que maduran en letras sin género y sin voces premeditadas. La lectura más fácil diría que la de Caperucita Loba es poesía femenina, pero no es así, es poesía desde lo femenino.” (Rodrigo González)
No me aprisiones.
Si me regalas una red voy a tratar de escaparme de ella.
Si me ofreces una ventana voy a ver si salto por ella y te llevo conmigo.
No estoy interesada en un palacio.
Lo que yo quiero es una alberca de luciérnagas donde pueda jugar durante la noche.
Si me regalas el mar a tu precio,
me quedaré a brincar charcos.
No puedo cuidarte.
Solos nacemos, solos nos vamos.
No seré tu vigilante
ni tu candado de castidad.
No serás el mío.
No eres tú
Ni tu amor
Ni el mío
Ni siempre
Ni nunca.
Soy yo buscándome a mí misma,
Viéndome las venas.
Encontrándome cada 28 días
en la luna.
Recordando a mis abuelas.
Recor
Dándome.
El problema es que me salieron alas.
Y quiero un hombre que vuele.
Efecto Memoria, Bitácoras de Vuelo.