Terapia de la sombra | CRÓNICA DE UN DESAMOR
15939
page-template,page-template-full_width,page-template-full_width-php,page,page-id-15939,ajax_fade,page_not_loaded,,side_area_uncovered_from_content,qode-theme-ver-10.0,wpb-js-composer js-comp-ver-4.12,vc_responsive
 

CRÓNICA DE UN DESAMOR

Imagen de Autor Desconocido

Me morí en ti.
Manda a embalsamarme, crémame, ponme en una cajita y échame tierra.
Me morí sin darme cuenta.
De insuficiente irrigación amorosa quizá. Hace tiempo.
Cuando dejaste de llamarme amor por el puro gusto
y de enroscarte conmigo para dormir en las noches.
Ahí me morí.
Cuando las flores que me dabas dejaron de ser flores de conquista
y empezaron a ser flores de culpa, de expiación y de disculpa.
Hace 298 noches que no me tocas. Te lo hice notar.
No estaba muerta, me mató tu respuesta.
Tuve que morirme porque no me dejaste otra salida.
Te hablé en nombre de nuestra historia, de un amor todavía en mi latente
pero estabas leyendo tus correos.
Cuando te ocupaste de todo aquello menos de esto.
Dices que nunca has estado lejos.
Te digo: Lejos no, ausente si.
Me morí en la arrogante postura de tu indiferencia.
Y me tuve que morir porque soy un alma joven sabes, negada a vivir enferma.
Mejor me morí en tu espejo.
En eso que encontraba de mí mejorado en ti.
En lo que cosechaba diariamente en tu aún generoso y basto jardín.
Dolorosamente y llena de valor
tuve que matarme en ese trozo de corazón tuyo donde un día me diste zona preferente.
El viaje dejó de ser placentero.
No llores.
Al morirme en ti, solo terminé lo que tu empezaste.

Caperucita Loba, Bitácoras de Vuelo.